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Vivir con más áreas verdes desde niño mejora la salud mental en edad adulta
La última década ha estado marcada por el boom de la investigación en materia de infraestructura verde, reafirmando, descubriendo y redescubriendo los beneficios que produce en la salud humana el contacto con la naturaleza. Sin embargo, el crecimiento sostenido de las tasas de urbanización mundial, que ya albergan a más del 55% de la población, han venido alejando a las personas del medio natural a puntos críticos.
Dentro de las ciudades, los principales componentes del medio ambiente natural son los árboles y las áreas verdes urbanas, y la evidencia sugiere que los efectos de éstos en el bienestar humano son profundos, a tal punto que un niño que vive rodeado de verde durante su infancia tendrá un mejor desarrollo durante su vida adulta.
Vivir con más verde durante niño garantiza a futuro mejor salud mental
Las investigaciones que han explorado los efectos de la vegetación en la salud de las personas, y más específicamente el verdor urbano circundante al lugar de residencia, sugieren beneficios en la salud mental que involucran mejoras a respuestas fisiológicas y psicológicas al estrés, a la ansiedad, a la morbilidad psiquiátrica, depresión, y un mejor desarrollo cognitivo.
Pero, ¿hasta qué punto pueden persistir los beneficios del verde urbano en la salud mental de una persona, cuando ésta se recibe durante los primeros años de vida, la niñez o la adolescencia?
Un estudio realizado en Dinamarca en el año 2019, demostró que vivir en un barrio con alta presencia de áreas verdes durante la infancia, está asociado con un menor riesgo de padecer un amplio espectro de trastornos psiquiátricos en el futuro. Por el contrario, de acuerdo a esta investigación, los niños que vivían rodeados con escaso verdor, tenían un 55% mayor de riesgo de padecer varios trastornos mentales en edad adulta.
Por otro lado, la mayor pandemia de este siglo -la depresión- que afecta a más de 300 millones de personas en todo el mundo, también tiene relación con el tipo de entorno urbano en el que vivimos. Una investigación (2018) que involucró a más de 13.000 niños y jóvenes estadounidenses de entre 9 y 14 años, concluyó que vivir en un área urbana con mayor vegetación circundante durante la vida temprana se asoció con un 7% menos de riesgo de padecer síntomas depresivos intensos posteriores.
Más verde durante la infancia = mejor desarrollo cognitivo
Otro de los aspectos estudiados en el último tiempo guarda relación con los efectos de las áreas verdes en el desarrollo cognitivo. Al respecto, un estudio demostró -por ejemplo- que el haber pasado mayor tiempo en lugares con presencia de verde durante la infancia y la adolescencia, tales como áreas verdes y parques cerca del lugar de residencia o en los espacios de actividad frecuente, como la escuela o en el trayecto desde el hogar a la escuela, se asoció con un mejor envejecimiento cognitivo mucho más tarde en la vida.
En esa línea, una investigación similar realizada hace 5 años atrás, y que involucró el análisis de por vida de adultos mayores de 78 años, luego de revisar para cada persona la existencia o no de parques públicos cercanos a su lugar de residencia desde los 11 hasta los 76 años, demostró que el haber vivido rodeado de parques desde la niñez ayuda a ralentizar la tasa de deterioro cognitivo en la edad adulta.
Las condiciones del entorno pueden afectar la salud mental de por vida
De acuerdo a éstas y otras investigaciones, el desarrollo insostenible característico de las áreas urbanas, determinado por la mala calidad del aire, la congestión vehicular, los altos niveles de ruido, entre otros aspectos, pueden afectar considerablemente la atención y el desarrollo cognitivo de las personas en general, desencadenando estrés, ansiedad, depresión y otras patologías mentales que en niños pueden quedar gravadas por largo tiempo.
En ese contexto, parece necesario re aprender que las especies humanas, desde tiempos ancestrales, evolucionaron en estrecho contacto con la naturaleza y, por lo tanto, el actual patrón de hábitat urbano creado desde hace apenas unos cientos de años, apartado de lo natural, ha desencadenado patologías físicas y mentales en millones de personas en el mundo.
Devolver la presencia de verde a las personas, a través de la dotación de mayor cantidad de verde en espacios públicos, parques, calles, en los patios escolares y en todos los lugares que frecuentemente utilizan los niños y niñas, resulta hoy fundamental ya que la vegetación urbana actúa como un antídoto para la salud mental.